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12 noviembre 2009

Al margen de que los gatos sean estúpidos


El otro día, estando tranquilamente yo y mis compañeros (el burro delante, sí. Así no se espanta. ¿de qué coño delante, será detrás para que le protejan... "No, es que si va detrás te empuja y te pisa". Joder pues yo que sé), cuando nuestro pequeño y adorable salón fue invadido por un fragante olor. Si cambiáis fragante por "oh Dios abre venanas, puertas, y agujeros con esa broca" os podréis hacer una idea vaga (difusa, como el olor) de la oleada odorosa que nos llegó, presta prestísima, hasta las mismísimas narices.

Elvira lloró, Kike dibujó una extraña sonrisa en su açun más raro semblante y yo creí morir mientras luchaba por escapar de tan tremenda ráfaga de muerte con güiskas. Lo que se dice "flipopó" porque flipé con el popó. El de la gata, que decidió que nada mejor para luchar contra el aburrimiento que patear un coprolito de esos que le salen tan bien y así, poquito a poco, traérnoslo hasta el salón. De hecho, si no llega a ser por el valiente Enrique, que la Historia recuerde conDon (de tal título intitulado), habría llevado al pequeño mojoncito a conocer mi cuarto. No porque juzgara indigno de interés a ésa mi habitación, sino pensando sobre todo en mi higiene, no dudó un segundo el levantarse, arrancar veloz un trozo de papel de cocina, nunca suficientemente ponderado, y se avalanzó sobre la mierda cilíndrica y un tanto seca.

Me salvó. Y eso son los llamados héroes, chicos.


La aventura de Caquín (¡¿color caqui, de dónde viene tu nombre?!), la cagada aventurera, me ha conducido a un torbellino de pensamientos a cual más marrón. Al margen, como reza el título, de la estulticia del minino, que también será recordada; hay más gente que trae su mierda consigo. No camellos o esos simpáticos escarabajos peloteros, sino la gente que te cuenta sus cosas que no importan, ni a tí ni a nada de lo que en este valle de lágrimas acontece. Que se la sopla hasta a un pinipon (como son eunucos.. ahí está, ahi está).

"Buah pues vengo del curro" o "oh, joder qué dia llevo", son entradillas de gente que quiere ser preguntada. Estad atentos o su mierda os salpicará y os agriará el día. Hay gente muy sola que no ha descubierto el tesoro del silencio que resignados viven. Hacédselo apreciar a base de chistarles. Nada más. Si os vienen y os dicen "Juan, te he contado qu.." vosotros, sin perder momento alguno, les hacéis un sonoro "chsssssst", incluso reforzando el discurso con el típico gesto de poner el índice sobre los labios, en perpendicular, indicando claramente que le pegarás con tu poderoso dedo en la boca si es que se atreve a seguir.

Hay gente muy habladora. Muy habladora. Mucho, mucho.

Pues a ver si se van callando un poquito.

Salud!

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